Para llevar adelante sus planes, los monos secuestraron a Mowgli cuando tomaba una siesta con Baloo y Bagheera y se lo llevaron velozmente por los árboles. Mowgli vio a Rhan, el milano, dio el grito mágico “¡Tú y yo somos de la misma sangre!” y le dijo que avisara a sus amigos. El ave dio el recado al oso y la pantera amigos de la rana desnuda.

Cuando Baloo y Bagheera fueron a pedir ayuda a Kaa, quien felizmente estaba hambrienta y se decidió a ir a matar monos.

Kaa era el único animal a quien verdaderamente los bandarlog tenían miedo, porque era capaz de deslizarse por los árboles y comerse a sus crías.

Los monos se habían llevado a Mowgli a las Moradas Frías (ruinas de una antigua ciudad hindú).

Llegaron primero Bagheera y Kaa, Baloo venía rezagado. Mientras Kaa tomaba una conveniente posición de ataque, Bagheera comenzó la lucha. Seis o siete monos tomaron a Mowgli y lo echaron dentro de las ruinas por un agujero en el techo de una cúpula.  Cayó en un lugar infestado de serpientes venenosas que podrían darle muerte. Mowgli volvió a decir las palabras mágicas de la selva en el idioma de las serpientes («Tú y yo somos de la misma sangre»). Los reptiles respetaron a Mowgli, tal como le había enseñado Baloo para que pudiera sobrevivir en la selva.

Llegó Baloo justo cuando Bagheera estaba en aprietos y tuvo que tirarse a una cisterna (los monos eran muchos para ella) Baloo entró en acción golpeando monos, pero su número era excesivo. Pronto Baloo estuvo totalmente acosado, pero en ese momento entró en acción Kaa.

Ante la serpiente, los monos huyeron despavoridos, pero Kaa los hipnotizó (Kaa estaba muy furiosa contra los monos porque la habían llamado "Gusano amarillo”). Mowgli y sus dos amigos dejaron a la serpiente pitón hacer la danza hipnotizadora con la cual daría cuenta de más de un bandarlog.

Mowgli, Baloo y Bagheera se fueron. Mowgli recibió de la pantera una soberana paliza en castigo por meterse con los bandarlog (ella y Baloo habían sufrido muchas heridas por su culpa), pueblo desorganizado y sin ley ni lenguaje propio, engreídos y de mala memoria, que en cuanto elegían un jefe, al día siguiente ya se olvidaban de que lo habían elegido y nadie le obedecía. Pueblo de animales cobardes que no cazaban, pues se alimentan de raíces y de frutos de los árboles; molestan al resto de los demás animales lanzándoles proyectiles desde los árboles. El pueblo sin ley era ni más ni menos que lo contrario del pueblo libre, la manada de los lobos, obedientes de la ley.